5.2 Reproducción sexual y asexual

¿Qué es la reproducción asexual?
La reproducción asexual es aquella que requiere de un único organismo, que no necesita aparearse para formar nuevos individuos. Dado que no hay intervención de células sexuales, en la reproducción sexual no hay intercambio ni combinación de información genética.

Cuando un organismo se reproduce de manera asexual, lo hace a través de métodos que consisten en la replicación o duplicación de su contenido genético, para dar origen a individuos nuevos genéticamente idénticos a sí mismo.

La reproducción consiste en la producción de nuevos individuos de la misma especie que el progenitor, lo que permite multiplicar y perpetuar la especie. La reproducción constituye una de las etapas principales en el ciclo de vida de todo ser vivo y, si bien no es indispensable para que un individuo sobreviva, sí lo es para que una especie permanezca en la Tierra.

Los organismos pueden reproducirse de diversas formas, que pueden agruparse en dos tipos de reproducción: sexual o asexual, dependiendo de la cantidad de individuos implicados y si la descendencia es genéticamente idéntica al organismo u organismos parentales.

La reproducción sexual como la de los seres humanos, implica el contacto sexual entre dos individuos, una hembra y un macho, cada uno de los cuales aporta un gameto o célula sexual. La unión entre los gametos femenino y masculino (óvulo y espermatozoide respectivamente) da lugar al embrión, que al desarrollarse formará un nuevo individuo de la misma especie, cuyo material genético resultará de la combinación de los de sus parentales. Así, en la reproducción sexual cada progenitor aporta la mitad de la información genética, y se forma una descendencia genéticamente distinta a sus progenitores.

La reproducción asexual es típica de los organismos unicelulares, como los procariotas y protistas, y es común en los hongos, los invertebrados y plantas. Si bien en las formas más complejas de vida, la reproducción sexual suele ser más frecuente, también existen algunos casos puntuales de animales que se reproducen asexualmente.

Tipos de reproducción asexual
Muchas plantas pueden crear un nuevo individuo a partir de un fragmento.

La reproducción asexual se puede dar a través de distintos mecanismos, entre los cuales se encuentran los siguientes:

Gemación. Consiste en la producción de protuberancias o formaciones de yemas en el cuerpo mismo del progenitor, de las cuales surge luego un individuo independiente, capaz de desprenderse y vivir autónomamente, o de permanecer adherido y comenzar una colonia. La gemación es un proceso frecuente en poríferos, cnidarios y briozoos. 

Además, algunos organismos unicelulares, como las levaduras y algunas bacterias, se reproducen por este método.

Fragmentación. Consiste en la producción de nuevos individuos a partir de fragmentos del cuerpo del progenitor, reconstruyendo así el cuerpo entero a partir de un trozo significativo del mismo. Estas fragmentaciones pueden ser intencionales o accidentales. La fragmentación es un mecanismo de reproducción asexual presente en muchos invertebrados, como las estrellas de mar, las ofiuras y las planarias. 

Además de los animales, existen plantas que se pueden reproducir por el mecanismo de fragmentación, dirigido por la intervención humana, y que es más conocido como “multiplicación vegetativa artificial”.

Es importante no confundir los procesos de regeneración por fragmentación con los de reproducción asexual. Por ejemplo, algunas lagartijas son capaces de regenerar su cola si la pierden accidentalmente, pero este fenómeno no implica reproducción ya que no conlleva la aparición de nuevos individuos.

Fisión binaria.
Es el mecanismo de reproducción asexual más sencillo y consiste en la duplicación del material genético (moléculas de ADN) del progenitor, seguido de la división de sus orgánulos y finalmente la escisión del citoplasma, obteniendo así dos células idénticas donde antes había una sola. La fisión binaria es llevada a cabo por los organismos procariotas, que incluyen a las bacterias y las arqueas. 

También existen algunos organismos eucariotas unicelulares que se reproducen por un mecanismo similar: una célula da origen a dos células hijas idénticas y de tamaños parecidos. Sin embargo, en estos organismos la presencia de un núcleo celular verdadero hace que el proceso sea un poco más complejo y elaborado.

Esporulación. Consiste en la reproducción mediante estructuras resistentes, unicelulares, capaces de resistir a condiciones extremas, llamadas esporas o endosporas. La esporulación puede ser parte del ciclo de vida normal del organismo o, en algunos casos, ser favorecida o desencadenada por circunstancias ambientales desfavorables. 

El mecanismo de esporulación es una forma de división celular común en hongos, plantas y cierto tipo de bacterias.

Partenogénesis. Este modo de reproducción asexual implica el desarrollo de células sexuales femeninas no fecundadas, es decir, poseedoras del mismo material genético que su progenitora, mediante una segmentación del óvulo no fecundado. Este mecanismo de reproducción asexual está presente tanto en grupos de invertebrados como de vertebrados: es un procedimiento usual en ciertos peces, reptiles, insectos, crustáceos y anfibios, especialmente en épocas de riesgo para la especie.

Ventajas de la reproducción asexual
La reproducción asexual es rápida y simple, ya que no necesita la producción de células especializadas (gametos), ni requiere gastar energía para lograr la fecundación, ni otros esfuerzos semejantes. Así, este tipo de reproducción permite que un individuo aislado pueda perfectamente dar lugar a nuevos descendientes, a veces a muchos de ellos, aunque siempre genéticamente idénticos a sí mismo y entre ellos.

Esto resulta particularmente útil en situaciones de riesgo biológico o de necesidad de rápida expansión, por ejemplo, durante la colonización de un territorio o la masificación de los especímenes frente a un peligro inminente.

Desventajas de la reproducción asexual
La gran desventaja de la reproducción asexual es su ausencia de variabilidad genética, o sea, el hecho de que los descendientes sean idénticos al progenitor, excepto en el caso de mutaciones imprevistas.

Así, la especie evoluciona a un ritmo mucho más lento y mucho menos efectivo ya que la selección natural no puede favorecer a aquellos individuos más aptos. Esto podría acabar con una colonia o incluso con una especie muy rápidamente, dado que su menor variabilidad genética le puede impedir una rápida adaptación a un entorno cambiante.

Reproducción Sexual


En biología, la reproducción sexual es todo proceso de generación de un individuo nuevo que involucra a dos individuos de la misma especie pero distinto sexo. Se diferencia de la reproducción asexual porque implica la combinación de los materiales genéticos de ambos progenitores para formar uno nuevo.

La reproducción sexual es característica de los organismos eucariotas, o sea, de aquellos cuyas células poseen núcleo bien definido, y sobre todo de los pluricelulares.

Se da conforme a distintos mecanismos, que conducen siempre a la fecundación: la unión de células sexuales provenientes de cada uno de los progenitores, para iniciar un proceso de multiplicación acelerada y conformar un cigoto, que posteriormente será embrión y finalmente un individuo nuevo de la especie, listo para incorporarse al ecosistema.

Selección sexual
Los individuos de características atractivas logran reproducirse por selección sexual.

La posibilidad de la reproducción sexual, es decir, de la combinación del material genético de dos individuos de la misma especie para formar uno nuevo y único, propició la aparición en los seres vivos sexuales. Es decir, surgió el dismorfismo sexual: la diferenciación de los individuos en base a su sexo biológico (masculino y femenino).

Dicha diferenciación es producto de la selección sexual: un proceso evolutivo descrito por Charles Darwin en su obra El origen de las especies (1859), y que supone el efecto de la presión competitiva, o sea, la selección natural, entre los individuos de una misma especie, por acceder a la cópula, entiéndase, por reproducirse.

Dicho de modo más simple: los individuos de una misma especie compiten entre sí por reproducirse de modo eficaz, mediante distintos mecanismos que, con el pasar del tiempo, fueron modificando y especializando sus propios cuerpos.

Así, el cuerpo de machos y hembras de las distintas especies comenzaron a desarrollar características físicas y bioquímicas que les permitieran tener acceso al acto sexual, como la especialización de ciertas partes del cuerpo con fines reproductivos, o el desarrollo de otras para poder llevar adelante el cortejo y atraer un compañero sexual, como los colores llamativos.

Proceso de la reproducción sexual
La reproducción sexual puede darse según distintos mecanismos, pero siempre dentro de un esquema muy similar de procesos bioquímicos y celulares, que podemos describir de la siguiente manera:

Gametogénesis. Los organismos generan células sexuales (gametos), las cuales poseen la mitad del contenido genético de una célula ordinaria y están diseñadas específicamente para la reproducción. Dichas células se originan mediante un proceso llamado meiosis, en glándulas y órganos especializados del cuerpo y son distintas dependiendo del sexo. En el caso de los animales se trata de espermatozoides (masculino) y óvulos (femenino).

Fecundación. Se llama así al encuentro entre los gametos femeninos y masculinos, para fusionarse y producir un cigoto, es decir, una célula nueva dotada de un material genético único e irrepetible, poseedora de todo el potencial para convertirse en un individuo completo. Para que dicha célula se produzca, se deben unir físicamente los gametos, lo cual puede ocurrir en el medio ambiente (fecundación externa) o bien dentro del organismo femenino (fecundación interna). Dependiendo de ello, se deberá producir entonces un coito o acto sexual.

El desarrollo embrionario tendrá lugar dentro del cuerpo materno (en el caso de la fecundación interna) dando así origen al embarazo; o bien tendrá lugar dentro de huevos (en el caso de la fecundación externa).

Reproducción sexual en animales
La mayor parte de los reptiles son ovíparos.

La gran mayoría de los animales se reproducen sexualmente, por lo que presentan también dismorfismo sexual: diferencias físicas entre machos y hembras. Sin embargo, no todos se reproducen de idéntica manera, ya que existen:

Animales ovíparos. Aquellos que se reproducen sexualmente, ya sea a través de un coito (fecundación interna) o de la liberación de gametos (fecundación externa), pero siempre a través de huevos que deposita la hembra. Dichos huevos son fecundados dentro o fuera de la hembra por el esperma del macho y dan origen cada uno a un nuevo individuo de la especie (o varios). Son ejemplo de animales ovíparos: los insectos, los peces, los reptiles y las aves.

Animales vivíparos. Aquellos que se reproducen sexualmente y mediante coito, es decir, con fecundación interna, por lo que atraviesan una gestación o embarazo, al término del cual se expulsan vivos a los nuevos individuos, ya formados, listos para llevar una vida independiente. Son ejemplo de animales vivíparos: los mamíferos y el ser humano.